Imagínese esta pesadilla: estar atado en una camisa de fuerza, encerrado en una caja de cristal y arrojado a una piscina. Puedes ver a todo el mundo alrededor mirando cómo te estás hundiendo. Tratas de gritar, pero las palabras simplemente no te salen.

Fue horrible, perdí la noción del tiempo y el espacio, no tenía ni idea de lo que me estaba pasando, no lo podía entender. No me podía mover en lo absoluto. Y lo peor de todo, yo no podía decir una palabra, no podía decir lo que estaba sintiendo.

Lo único que podía hacer era mirar a mí alrededor con ansiedad. Al ver la desesperación en los ojos de mi padre. Podía ver que a pesar de que ellos todavía podían moverse, en cierta forma estaban tan paralizados como yo.

Esos momentos todavía se sienten como la cosa más horrible jamás, mil veces más peor que la película de terror más espantoso. Aprendes algo cuando estás en este estado, algo realmente único. Muchos se entregan, van sintiendo lástima de sí mismos, pero otros se enfrentan el horror y le extraen energía del pánico y logran pasar por encima de ella.

Me sentía tan desesperada después del derrame cerebral. Esa desesperación no era tanto porque no podía moverme, pero porque no podía comunicarme. No podía decir si tenía sed o hambre. Yo no tenía manera de hacer entender a nadie cuando algo me dolía o picaba. Lo único que podía hacer es llorar en voz alta con la esperanza de que mi madre o las enfermeras podían entender de alguna manera lo que estaba mal.

Podía sentir mi saliva como corría por la barbilla y me sentía tan avergonzado, estaba incapaz de controlar mi propia saliva, incapaz de mover ninguno de mis músculos al excepto los de mis ojos, y ni siquiera ellos podrían centrarse por completo.

Tuve que respirar a través de una válvula atascada en el cuello. Fue puesto allí tres días después del incidente para facilitar la respiración que era difícil por todo el limo que tenía.

Después de unos meses los médicos recomendaron que probara un equipo de voz que podría ayudarme a comunicar. Cambiaron la válvula regular por una válvula especial que podría ayudarme a desarrollar un discurso. La enfermera introdujo esta válvula a mi tráquea y tenía que intentar decir algo respirando tan fuerte como pudiera, pero todo lo único que me salía era un ruido respiratorio fuerte como un pervertido en un teléfono, por lo demás era solamente silencio.

Tres meses después decidieron retirar la válvula. Había llegado el momento de cerrar la garganta. Ellos simplemente lo sacaron y lo dejaron en sanar. Al final de solo 2 semanas se sanó la garganta y apenas se nota ahora. No fue fácil acostumbrarse a respirar a través de un cuello largo de nuevo!

Aunque he intentado algunas técnicas diferentes, nunca hubo cambio con mi situación de la habla. Semanas, meses y años de trabajo sin nada que mostrar por ello. Al fin deje la terapia del habla para siempre. ¿Quién necesita palabras habladas? Yo, no. Pues el secreto de la comunicación no está en ser capaz de hablar, está en el estar dispuesto a abrir tu corazón y decir lo que piensas y lo que sientes, en ser honesto y sincero. Es en el estar dispuesto a escuchar y tratar de entender. Y a pesar de que uno no puede entender a la otra persona por completo, aún debe respetar sus opiniones y emociones.

Cuando logopeda vino con ese pequeño tablero con letras en ella y lo probamos por primera vez, me sentí como si esta simple y pequeña cosa era la invención más grande jamás, y esto a pesar de que no pude reconocer en el momento qué diferencia alucinante haría en mi vida!

Gracias a tabla alfabética, yo era capaz de “hablar” con mamá otra vez, deletreando las palabras, la comunicación se volvió en algo de palabras y no únicamente de parpadeo (un parpadeo para sí y dos para no).

No ser capaz de comunicarse me hizo darme cuenta de lo que realmente significa poder comunicarse con una otra persona. La comunicación no es solamente hablar o escribir, escuchar o leer. Es más profundo que eso, se trata de expresar y absorbente. Se requiere que usted tenga una mente abierta y un corazón abierto; debe estar en contacto con sus sentimientos tanto como usted está con sus pensamientos. Esta es la única manera de ser capaz de expresarse con honestidad y con total sinceridad. Es la única manera de absorber y entender lo que (cómo) otros piensan y sienten.

Continuará…

Kati